Apenas me quedan 2 días en este
país que tanto amo. Han pasado muchas cosas desde la última vez que escribí.
Muchísimas. Buenas (muy buenas) y malas (muy malas).
Hace unos días escribí sobre
Paul, un crío al que seguimos desde aquí. En su día (hace un par de años) le
operamos del mismo problema que Blaise y todos los años voy a verle. Este año
también. Escribí sobre algo que le pasó estando yo aquí, lo publiqué y acto
seguido decidí retirarlo de la publicación. Fue víctima de algo terrible, pero
después de contarlo pensé que no era bueno hacerlo, porque quizás era volver a
caer en las viejas historias de condescendencia y la mirada turbia hacia este
país que, como digo, tanto amo. ¿Para qué?
Este país tiene cosas malas,
claro que sí, pero tiene cosas tremendamente buenas. La esperanza en el futuro
es conmovedora. El afán de mejorar, la fe en que un día saldrán de la pobreza…
y ahí están, peleando como jabatos para conseguirlo.
Y no es fácil. Mais ça va aller...
Este año ha sido un tanto atípico
para mí por diversas circunstancias. Me he visto envuelta -casi sin darme
cuenta- en una especie de película de espionaje que aún me tiene en un “ay”, he
descubierto algunas cosas que no sabía acerca de gente muy allegada que me han “touché”,
he tenido experiencias “bizarres” que hacen tambalear algunas de mis convicciones.
He vivido aquí (una vez más) el día de la independencia, altamente celebrado.
11 de diciembre, pero que este año tenía connotaciones MUY diferentes.
Cada año, el 11 de diciembre se
celebra en una provincia diferente. Todo el país celebra por todo lo alto la
fecha, pero la provincia “agraciada”, donde se celebran todos los actos
oficiales, va rodando cada año. Este año ha sido en Kaya (hacia el Norte), pero
hete aquí, que el año que viene será en Gaoua, y hay una fortísima expectación
al respecto. El 11 de diciembre se pasó el testigo, el “flambeau”, que lo traía
el gobernador desde Kaya. Toda la ciudad lo esperó como el maná. A las 16:00 en
la gare (la estación de autobuses). Hay que estar esperándole!! Y claro, allá
donde fueres haz lo que vieres. A las 16:00 en punto estaba yo allí con mis
mejores galas. Mare de deu señor, no cabía un alfiler!! Ni siquiera pude llegar
a la gare. Me quedé, como tanta gente, al borde de la carretera bastante antes
de llegar. Encontré a unos amigos: Lianos!! Viens t’assoir avec nous!! Me
siento con ellos en un maquis cercano para tomar algo mientras me cuentan que
el coche del gobernador con el “flambeau” aún tardará, que están en comunicación
con amigos de otras ciudades por las que pasa, y se está parando en cada una
por el gentío. Que aún están por Bourum-Bourum, que aún están por Tonkar… ¡¡que
están saliendo de Tonkar!! Todos corriendo a las motos. Yo iba de paquete con
mi buena amiga Tibo. Había mucha gente, pero no podia imaginarme en el
berenjenal que me metí. Dos mil millones de motos por centímetro cuadrado se
ponen en marcha. Ya ha caído la noche. Son algo más de las 18:00 h. Todos
pitando, coreando, enardecidos, todos precediendo al gobernador y dirigiéndose
al gouvernorat para depositar el “flambeau”. Puta locura. Milagrosamente no
hubo ningún accidente. Me dejé contagiar del entusiasmo de la multitud tragando
humo, polvo y encomendándome a todos los dioses.
El 11 de diciembre próximo se
espera, como digo, con gran expectación. ¿Por qué? Porque desde el gobierno
central se van a hacer grandes inversiones en la ciudad. Se le va a lavar la
cara con ahínco. Se espera que se reasfalte la carretera principal, la que
atraviesa el centro de la ciudad. Parece una nimiedad ¿no? Pues no, hace falta
como el maná. Está destrozado y lleno de agujeros; tantos, que no es ni mucho
menos fácil evitarlos, lo que provoca continuos accidentes, especialmente en
moto. Yo misma, al coger mi burra cada día rezaba a todos los santos para ir a
la ciudad. Van a asfaltar la carretera que va hasta Banfora (ahora es pista
roja -de tierra roja- y destrozada, unos 140 km.). Van a asfaltar la route de
Batié, como la de Banfora, unos 70 km. Van a llevar la corriente eléctrica y
canalización de agua a muchos barrios; van a invertir en muchísimas
infraestructuras, y todo ello además generará mucho empleo. Y claro, nadie
quiere que me lo pierda. ¡¡Y no me lo voy a perder!! El 11 de diciembre próximo
espero que me encuentre en Gaoua. Ojalá.
Gaoua. País lobi (etnia
mayoritaria). Gaoua, Tierra de misterio y fetiches. Gaoua. Ciudad que un día…
quizás un día… será mi casa. De algún modo ya lo es, pero al tiempo… A pesar de
la mala (malísima) influencia del orpaillage (búsqueda artesanal de oro) que
crece a la carrera como mala hierba alrededor de Gaoua y ha hecho aumentar la
inseguridad ciudadana (incluido tráfico de niños y esclavitud, contra lo que se
está tratando de luchar, a veces en vano), a pesar de historias “bizarres”, de
mafias y de retos… A pesar de todo, Gaoua mira con esperanza al futuro, y pelea…
y yo… yo quiero estar con ell@s.
Ayer volví a Ouaga (la capital).
Ouaga es el monstruo, el bullicio, el ruido, la polución, el calor infernal, el
tráfico indescriptible, la locura absoluta… Ouaga, tierra de mossis.
Me quedan muchas cosas por
contar. Muchísimas, que, como tantas… se quedan en mi retina… o en mis entrañas.
De momento… me las guardo.
Asfaltar una carretera?
ResponderEliminarHablamos con Camps y les monta un circuito urbano de fórmula 1. Además les asegurará que no les va a costar ni un duro
M'ha agradat llegir-te!! Te voy siguiendo. Bpn Nadal!
ResponderEliminarGracias guapa!!! Un beso.
EliminarQue bien lo describes Llanos es tal cual, pues para allá, estaré el próximo viernes. Besos guapa
ResponderEliminarBon séjour!!! ;-)
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