Mucho tiempo ha pasado desde mi última entrada.
Quedó atrás Burkina, hace mucho, mucho tiempo, tanto que parece
que fue ayer. ¿Paradoja? Eso es la vida, pura paradoja.
Me parece que hace un siglo que partí de Gaoua, y de Ouaga.
Que hace mucho que dejé atrás la macabra historia de los niños que trabajan en
las minas de oro, que abandonan el colegio buscando “El Dorado”, porque, en el colegio no van a ganar “à manger”. Hace tiempo que
conocía la historia de los niños mineros, pero esta vez tuve ¿la suerte? de verlo
con mis propios ojos.
Uno de los directores de escuela donde tenemos niños
escolarizados está desesperado por esta situación. Sus escasas aulas cada día
están más vacías porque unas de las “ciudades del oro” (así las llaman) se ha
asentado muy cerca de su escuela.
Las ciudades del oro no son más que asentamientos temporales
para explotar un posible filón de oro. Toda una “ciudad” crece alrededor de
estas minas, tiendas, pesudoescuelas, prostitución, negocios de todo tipo que
de un día para otro se mueven a otro lugar. Cuando fui a ver una de ellas no
daba crédito a lo que veía. Me lo habían contado, sí. Había visto reportajes
sobre ello en internet, sí, pero verlo, como tantas cosas, transforma tu
realidad. Vi los agujeros “artesanales” por los que se deslizan a diario los
niños mineros, agujeros hechos de cualquier manera que se derrumban con soplar.
Críos que pasan jornadas de hasta 12 horas dentr4o de esos agujeros del
infierno en busca de un poco de polvo de oro. A veces, como ellos mismos dicen,
tienen suerte y encuentran algo, otras, muchas de ellas, no encuentran nada,
pero tienen que seguir buscando. Y de esta manera, las escuelas cercanas a
estas ciudades nómadas, se van quedando sin escolares… Sí, también esto forma
parte de la vida cotidiana en Burkina Faso, también tratamos, en la medida de
nuestras posibilidades, de luchar contra ello... Una carrera contra el hambre…
También quedó atrás el levantamiento popular que acabó con
el poder de Blaise Compaoré, o eso parece, porque hay quien dice que es él
mismo quien está moviendo los hilos del nuevo Gobierno Provisional desde el
exilio. No sé si es cierto o no, pero tampoco me extrañaría.
El nuevo Gobierno provisional ha anunciado medidas
largamente esperadas por los burkinabés, como el inicio de la investigación del
asesinato de Tomas Sankara el 17 de octubre de 1987, a manos de los hombres de compañero
de revolución y amigo de la infancia Compaoré que le llevó al poder. Michos de
vosotros supongo que no habréis oído hablar de Thomas Sankara, con una historia
tan corta como apasionante. Hace años que conozco su historia y me conmueve,
pero en estos días he terminado de leer el libro que me traje de España “El
caso Sankara”, de Antonio Lozano, que ha hecho gritar a mis entrañas. El libro
desvela toda la trama política que acabó con su asesinato, tráfico de armas,
guerras espeluznantes en países vecinos en las que mandan los niños, comercio
de oro, con el Gobierno francés como protagonista de las tropelías más
aberrantes y acabando con la vida de Sankara, que nunca quiso entrar en su
juego.
Me pongo a hablar de Sankara y me enredo. Me apasiona. El
caso es que su asesinato, por su supuesto, nunca fue investigado. El día de su
muerte, Compaoré se proclamó Presidente hasta que el pasado 30 de octubre, día
que tuvo que salir por piernas tras su pretensión de cambiar en su favor la
Constitución en la Asamblea Nacional, historia que ya he contado.
Ahora el nuevo Gobierno Provisiona promete iniciar la
investigación y buscar justicia para Sankara. Veremos. También ha prometido
iniciar la investigación del asesinato del periodista Norbet Zongo tras ponerse
a investigar los supuestos sacrificios humanos (macabras ceremonias en las que
se sacrifica a personas en busca de la fortuna) a manos del hermano de François
Compaoré, también entonces en el poder junto a Blaise. Fue asesinado tras
anunciar que iba a revelar toda la historia con todas las pruebas que había
reunido en su investigación. Por supuesto, tampoco se investigó jamás.
En cualquier caso, el país continúa más o menos tranquilo,
en espera de las próximas elecciones democráticas para noviembre de 2015, en
las que no se podrá presentar ningún candidato que este formando parte
actualmente del gobierno provisional. Yo soy muy escéptica en este sentido. No
creo que los militares quieran dejar el poder tan fácilmente tras haberlo
catado, por mucho que hayan firmado la carta del acuerdo. Al tiempo.
No hablaré aquí de la marcha de nuestros proyectos con CIM.
Quiero hacerlo bien y con tiempo, pero me fui de allí muy contenta con la
marcha de los mismos. Tenemos 140 niños escolarizados en diferentes escuelas, 5
huertos escolares en marcha que dan de comer a los críos y sirven de punto de
atracción para que otros críos vayan al cole (la posibilidad de comer) y que además
dejan algún beneficio con la venta de excedentes en los mercados, con los que
poder comprar el arroz básico en la alimentación de los escolares, arroz que el
gobierno no provee más que un trimestre al año a cada escuela. Estamos ayudando
también a algunas escuelas en la mejora de las instalaciones, placas solares,
material y algunas infraestructuras básicas que el gobierno ignora. Y tenemos
nuevos proyectos de los que ya hablaré, para lo que necesitamos nuevos e
importantes fondos. Buscaremos debajo de las piedras si es necesario para seguir
trabajando por la educación, la única herramienta que forma personas libres y críticas.
Es nuestro objetivo.
Y bueno, un buen día cambié de país y me fui al país de la
Teranga (hospitalidad en wolof, lengua local de Senegal), donde he permanecido
hasta esta mañana.
Me hubiera gustado escribir desde allí, pero el día a día
pasa rápido y yo no he parado un momento. Montones de amigos que forman parte
de mi familia desde hace tiempo… montones de cosas y de nuevas vivencias.
Llegué a Dakar, a “mi casa” de Dakar, en Camberène II, el 3
de diciembre, donde de nuevo me recibieron con los brazos abiertos. Je suis
chez moi. Pasé días de aquí para allá viendo amigos, paseando “à l’ais” y
oliendo África, otra parte de África, que nada tiene que ver con Burkina, nada.
Sin descanso día tras día. El día 9 partí a Touba, la ciudad
sagrada de Senegal. La segunda meca para los mourits, donde el día 11 se
celebraba el Gran Magal, la fiesta que conmemora el regreso de Serigne Tuba
(Cheikh Ahmadou Bamba) tras su exilio. Fue el fundador de la ciudad. Touba es
como un país distinto dentro de Senegal. Es una ciudad con sus propias leyes y
sus propias maneras de hacer. Está prohibido el alcohol en toda la ciudad, así
como fumar. Casi nadie habla francés. Uno de sus pilares es renegar de todo
aquello que supuso la colonización, y el idioma forma parte de ello. Sólo
hablan wolof y árabe. La parte que menos me mola de todo ello es que, como
consecuencia de ello, no hay escuelas en la ciudad, sólo las coránicas, pero
eso es otra historia.
Conocí Touba el año pasado, pero no era el Magal. Fui a casa
de la familia de una amiga y vino también su hermana, que habla francés, para
que nos hiciera de intérprete, sino, era complicado. Este año ha sido muy
diferente. Tuba está a 180 kilómetros de Dakar. Lo que normalmente es un viaje
de un par de horas, para nosotras se convirtió en un viaje de 9 horas. Casi 3
millones de personas acuden a Touba para el Gran Magal. Nosotras fuimos dos
días antes y lo que vi durante el viaje me resulta complicado de explicar.
Aparte de miles de coches a reventar de gente, cientos de autobuses, camiones,
carros, camionetas, cargados de cientos de personas colgadas de cualquier
manera. Donde tú piensas que ya es imposible que quepa una persona, se meten
100 más. Esto es habitual en África, lo he visto muchas veces, pero en este
caso concreto desbordó cualquier cosa que yo hubiera visto o imaginado, mención
aparte de lo que fue la circulación propiamente dicha hasta destino. A mí me
pareció un milagro que sólo viéramos una veintena de accidentes y otras dos
veintenas más o menos de averías. No soy capaz de describirlo. Miraba con cara
de haba el “espectáculo” a mi alrededor. Y así durante 9 horas hasta que
conseguimos llegar a casa, en Touba. Nada comparable con las 16 horas que me
contó un amigo al día siguiente.
Gran Magal. Imaginaos las Fallas los días de máxima afluencia,
multiplicado por 3, más o menos, en toda la ciudad. Es una fiesta religiosa.
Todo el mundo reza, por supuesto. Para entrar en la Gran Mezquita hicimos casi
3 horas de cola, y conseguimos entrar a las 2 de la mañana (día previo al
Magal). Había momento en los que penaba: “ahora, ahora es cuando muero de
asfixia o aplastada por una avalancha humana”. Afortunadamente nada de eso
pasó. Todas las familias matan una vaca para festejar el evento, o un camello.
Vi imágenes realmente “curiosas” por llamarlas de algún modo. Todo el mundo
está invitado a comer y beber (nada de alcohol) en cualquier casa. El día del
Magal por la tarde fuimos de visitas a varias
casas. Si hubiera comido y bebido todo lo que me ofrecieron tendría reservas
para todo 2015.
El día siguiente del Gran Magal, era viernes, día sagrado de
los musulmanes. Era el gran rezo en la Mezquita, pero ni me acerqué. Millones
de personas rezando dentro y fuera de la mezquita. Prefería que me lo contaran
después. No quise volver a tentar a la suerte de morir aplastada. Por la tarde
partí a Louga.
Fue una experiencia muy interesante y muy intensa. Contenta
de haberla compartido, mención aparte de que allí me reencontré con mi muy
querido, mi hermano, Pape, deportado en febrero de este año en uno de los
vuelos de la vergüenza, por el que peleamos lo indecible para evitar su deportación,
desgraciadamente sin éxito. Pensaba ir a San Luis a verle, donde vive, cosa que
también hice, pero él también viajó a Touba para el Magal, y allí nos
reencontramos. Fue realmente entrañable. El día del Magal lo pasamos juntos.
Como decía, al día siguiente partí a Louga, con un trancazo
del 15 del que aún no me he liberado. El frío nocturno en Touba, y el polvo
brutal hicieron estragos conmigo.
Partí a Louga con mi amigo Tafá, a quien conozco desde hace
muchos años. Él volvió a Senegal hace un par de ellos tras tirar la toalla en
su búsqueda de papeles en España. Vive en un petit petit petit village a las
puertas del desierto. Tras varias horas de camino en septplace, autobús y carro,
llegamos a su casa. La noche al lado del desierto es otra cosa. Más en una pequeñísima
aldea sin luz eléctrica, donde la contaminación lumínica es cero. La calma
absoluta, la tertulia, ¡¡el frio!! (con el trancazo que ya llevaba). Fue
realmente agradable compartir de nuevo con su familia un pequeño tiempo en ningún
parte, pero mi séjour en Senegal était petit!!! Y al día siguiente partí para
Saint Louis, para pasar unos días con Pape.
En Saint Louis hice 4 noches. Pasé miles de horas (sí, ya sé
que 4 noches y 3 días no dan para tanto, pero fueron miles de horas, lo juro)
con Pape. Hablando de muchas cosas, compartiendo complicidad e historias, a la
orilla del mar. Mi amigo, mi hermano, arrancado de Europa a la fuerza, pero de
esto ya hablaré en otra ocasión. Tengo una promesa que cumplir al respecto.
Fueron días entrañables. Nos despedimos con un abrazo y con lágrimas en los
ojos.
Y volví a Dakar, a dos días de mi vuelta. Despedidas,
soiréés senegalaises a fuerza de sabar, los amigos de siempre, nuevos amigos,
nuevas aventuras, nuevas vivencias, y siempre, SIEMPRE, la misma hospitalidad.
Volveré!!!
Pero no con TAP Portugal, que ésa también es otra historia. Estoy
escribiendo desde el aeropuerto de Lisboa, cuando en realidad yo debería estar
en casa desde las 11:30 de esta mañana, pero sí son las cosas… Si todo va “bien”
llegaré à minuit, como la Cenicienta.
Eso sí, el trancazo, no sólo no me ha abandonado desde
Touba, sino que en estos momentos soy una fábrica de mocos a gran escala. Las
casi 7 horas de espera en el aeropuerto de Dakar de anoche, con frío, las 4
horas de vuelo hasta Lisboa, helada en el avión, más el paseo que me he dado
por Lisboa al “regalarme” 12 horas aquí , han hecho mella en el proceso de
mejora de mis súper resfriado, volviendo 7 pasos atrás. Sobreviviré!!!
Contaría más cosas, pero es hora de que vaya viendo qué pasa
con mi vuelo, no vaya a ser que lo pierda de nuevo.
Continuará… O no…
(No reviso el texto por falta de tiempo; espero que sepáis perdonarme
los errores/horrores tipográficos)