domingo, 30 de noviembre de 2014

Aller-retour

Aller-retour.

El tiempo pasa rápido, muy rápido. ¿Fue ayer cuando llegué?

Estoy de nuevo en Ouaga, la capital, donde he llegado esta tarde bajo 42 grados, uno detrás de otro. El  calor derrite el mismísimo fuego. Casi (y sólo casi) se me había olvidado que el clima también es diferente. Ouaga, como ya sabéis, no es Gaoua. Ni Gaoua es Ouaga. En Gaoua, al sur-oeste, ha hecho MUCHO calor, pero Ouaga es el mismísimo infierno, incluso a las puertas del “invierno”, que viene a ser lo mismo en un juguetón baile de letras. A Gaoua ya ha llegado “la fraîcheur”, lo que significa que empieza a hacer fresquillo por la noche. A Ouaga llegará más tarde, pero ya no estaré aquí para sentirlo.

Han sido días sin tregua. Con muchísimo trabajo (a eso vine). Ni un minuto de descanso. Un no parar constante. Cuando crees que vas a poder descansar 10 minutos, surge otra cosa: un amigo que aún no has visto, una “recepción”, una autoridad que te invita, una avería (el pan nuestro de cada día) que te rompe el día en mil pedazos, y un sinfín de “imprevistos”, que ya no caben en la jornada, pero les haces frente…

Han sido días intensos en trabajo y emociones. He pasado tiempo con Blaise, un crack. El chaval que pudimos operar hace dos años de un problema severo con una historia de terror detrás. El abrazo que me dio en nuestro reencuentro no es descriptible. He conocido a Zacharie, el segundo en ser operado del mismo problema, también en 2012. También financiamos entonces su operación, pero no llegué a conocerle porque yo ya me había marchado. Otro crack. He conocido a Paul, que será el tercero. Más o menos ya ha quedado todo dispuesto para su operación (él, como Blaise, vive en Holly, un petit village a unos 15 km. de Gaoua). He sabido de un cuarto caso en la misma escuela de Zacharie…. Emociones y muchas satisfacciones al ver retomar sus vidas con normalidad, como lo que toca, chavales con fe en el futuro, con más de lo que parece razonable, pero es su fe y son sus sueños, y tienen todo el derecho del mundo a ellos…

Estoy “en panne”!!! En dos semanas he perdido la cuenta de averías en los diferentes vehículos de los que he hecho uso, bien como conductora, bien como “pasajera”. En un aller-retour a Holly para ver a Blaise, la moto en la que iba de pasajera cayó “en panne”, tanto a la ida como a la vuelta. Pas de problème. A la ida mi conductor se quedó en la carretera esperando la ayuda y yo me monté en otra moto que pasaba en dirección a Holly. Allí le esperé. A la vuelta nos tocó empujar la moto varios kilómetros a pie para llegar a Gaoua…. CCA!! (C’est ça l’Aftique!!).

Otro día fue mi moto. Hora y media tirada cual colilla en mitad de la sabana en un camino perdido de polvo y tierra. Mi burra y yo…. Yo y mi burra… Y el polvo…. Hasta que vinieron a mi rescate CCA!!!

Otro día un buen amigo de Ouaga, que estaba en panne a unos 50 km de Gaoua (ni sabía que andaba cerca). Cuando me llama para pedirme ayuda, no dudo en darle mi moto a alguien que no conozco para que vaya a buscar un mecánico y llevarle hasta el coche en panne. Hasta la noche, tarde, no supe nada de “mi” moto, que no es mía, por supuesto, y yo rezando a todos los santos para que la moto aparezca si no quiero verme metida en un lío. Pero hubo final feliz…

Y los agradecimientos: un día tres pollos, otro día un pavo, otro día varios kilos de karité, otro día cestería… otro día un vestido… Cada vez que iba a un sitio me echaba a temblar… a ver qué me regalan hoy y dónde lo meto!!!! En cuanto a los animales, pas de problème, le vienen muy bien a los amigos a quien se los doy, a su vez, y ya hemos dado buena cuenta de alguno; en cuanto al resto, menos mal que vino Luis (otro tubabu –blanco, en lengua local-) el otro día para seguir otro proyecto y le voy endosando todo el peso para cuando él vuelva….

En Gaoua me siento bien, muy bien. Es mi casa, mi lugar, mi mundo…. Ya dije en una ocasión que aquí me siento “inmortal”. Es difícil de explicar. Es como si aquí nada malo me pueda pasar, como su tuviera un “ángel de la guarda”. Sé que es irracional, pero es lo que siento.

Me ha faltado tiempo para muchas cosas, pero he corroborado una vez más lo que ya sabía: que estoy atrapada, que me enamoré de este país hace mucho tiempo, que tengo muy buenos (y muy malos) recuerdos de él, y que lo llevo grabado a fuego en la piel. Me espera otra “aventura”; en un par de días me marcho a Senegal, ya “de vacaciones”, donde me esperan también muchas emociones, pero mentiría si dijera que tengo ganas de marcharme.

La situación política es aparentemente tranquila. Se levantó el toque de queda hace unos días. Me ha fascinado compartir esta etapa de la historia aquí, in situ, con ellos. L’histoire dira la suite…

Me quedan dos días en Ouaga. Ya hoy mismo he tenido algunas emociones, que prefiero no contar por cuestiones personales. Los amigos no dejan de llamarme (no han dejado de hacerlo desde que pisé Le Faso). Y la vida no deja de sorprenderme…C’est un constant aller-retour...


Ouaga, o Gaoua. Gaoua o Ouaga… Nada tienen que ver. No importa. Estoy en casa.


1 comentario:

  1. Menos mal que las emociones no alteran la báscula de facturación del aeropuerto.
    Pesan de otra forma.

    ResponderEliminar