jueves, 20 de noviembre de 2014

Gaoua

Desde ayer estoy en Gaoua, a casi 500 kilómetros de Ouaga, la capital, apenas a 40 km. de la frontera con Costa de Marfil. Mi amigo Bouba, mi buen y grandísimo amigo Bouba, vino a buscarme a Ouaga. A las 07:00 AM cogíamos camino para llegar a las 14:00 h. a Gaoua. La carretera está en obras. Normalmente no se tarda tanto, pero… También tuvimos una pequeña avería en route, nada ajeno a lo cotidiano por estos lares (CCA: c’est ça l’Afrique!).

Podría repetirme hasta el infinito: la acogida fue, como siempre, emocionante. Mi familia en Gaoua. Abrazos, risas, guiños, y las ganitas de estar aquí. Gaoua nada tiene que ver con Ouaga. Ouaga es “un monstruo”, una grandísima ciudad, ruidosa y bulliciosa (a la que adoro, por otra parte).  Gaoua es una ciudad pequeña, o como un pueblo grande, donde todos se conocen, y donde muchísima gente me conoce. La gente me saluda: “Lianos!!! (aquí soy Lianos, no Llanos), bonne arrivée!!!”. Luego, el comentario más odiado desde que pisé le Faso: “tu as beaucoup grossi!!!” (has engordado mucho). Arghhhhh. Sí!!!!. Todo el mundo TODOS me lo dicen encantados. Aquí, engordar es símbolo de salud, por tanto, todos me felicitan. C’est comme ça! En fin, de nuevo muchas emociones de todo tipo, muchos reecuentros entrañables…

Por la tarde ya voy a la APFG, donde trabajo. De camino miro y observo (y voy saludando, me encanta). Es como si nunca me hubiera ido. No veo cambios significativos a pesar de dos años de ausencia. Ya lo dije una vez, es como si el tiempo se hubiera detenido en esta sabana infame. El calor indolente, el polvo omnipresente… y la hospitalidad infinita. Siempre lo he dicho. La verdadera solidaridad la ejercen quienes, no teniendo nada, lo comparten todo.

Llego a la APFG, y una vez más, es la locura. Las mujeres que aún recuerdan los saludos en castellano, las risas otra vez… y la complicidad.

Todo ello no impide que comience el trabajo. A saco. Mil cosas que hacer en poco tiempo. Planificación, reuniones y cae la noche, a plomo, como ayer, como siempre en este lugar olvidado del planeta. Vuelvo a casa rendida por el viaje, por el trabajo y por las emociones, a flor de piel una vez más.

Quedo con algunos amigos, y la lluvia, que llega sin avisar…. Pero ¿cómo? Si la temporada de lluvias ya pasó!! Ay, amig@s, el cambio climático no perdona a nadie, y esto no es una excepción. Cae el diluvio universal mientras arreglamos el mundo entre Brakina y Brakina (“pequeña” cerveza local).

Esto no es Ouaga, ya lo he dicho, pero no por ello el tema de conversación estrella deja de ser la situación política del país. Ayer, el nuevo Primer Ministro, el coronel Zida, (jefe del Estado hasta antes de ayer tras la marcha de Compaoré), decretó el cierre de todos los ayuntamientos del país y de los Consejos municipales. Con un par. Éste es el que ha estado diciendo hasta la saciedad que no quieren el poder. Pues nada, Primer Ministro, que no manda casi nada. Ja!! La sociedad civil reste à l’écoute. Yo la verdad es que no tengo mucha fe en que esto no salte por el aire en breve. Los jóvenes burkinabés están dispuestos a todo. No se han tirado a la calle para echar al Presidente y luego dejar que un militar tome las riendas. No. No ha habido 30 muertos para nada. Están dispuestos a todo. Lo más que pueden perder es la vida, y aquí, dada la miseria y el hambre, tampoco la valoran demasiado. Su lema es “la patrie ou la mort”. Y os aseguro que la inmensa mayoría están dispuestos a ello en el momento que haga falta.

 A la gente de a pie le preocupa el día a día: gagner à manger. El saqueo en Ouaga fue de tal magnitud que las reservas de arroz desaparecieron, desabasteciendo a todo el país con ello. No sabemos qué comerán los críos este curso. El poco arroz que donaba el estado a las escuelas ya no existe. Decenas de toneladas de arroz se han desvanecido fruto del pillaje, por otra parte comprensible si el hambre es tu eterna compañera.

Complicado. Muy complicado todo.

En lo tocante a los proyectos de CIM, estoy contenta, las cosas progresan adecuadamente, aunque las demandas crecen. Es normal.

Hoy he hecho varias visitas y “ça marche”. No he dicho que desde esta mañana tempranito tengo mi burra de nuevo. La moto que me prestan en la APFG y que me da autonomía. Me mola 100. En Ouaga jamás me atrevería a circular en moto. En Gaoua me encanta, aunque se come polvo por castigo, polvo rojo que se cuela hasta las entrañas. Sólo la calle principal está asfaltada. C’es comme ça!

Esta tarde tenia concertada cita con el alcalde, pero como ya os he dicho, ya no hay alcaldes en Burkina. El ayuntamiento permanece cerrado desde ayer. Sí que he tenido una breve cita con el Delegado Provincial de educación para un pequeño intercambio de ideas y opiniones

Sigo teniendo mucho trabajo y renovadas ilusiones. Me siento MUY bien. Cada día más comprometida y cada día más feliz de haber venido. Sigo pensando que es apasionante vivir estos momentos “in situ”, con mi gente aquí, aunque la cosa “devient compliqué” para los burkinabés. Vienen tiempos difíciles para una población muy baqueteada…

Os dejo por hoy. Una Brakina y un amigo me esperan…


Continuará…


1 comentario:

  1. No son noticias alentadoras, y es difícil compaginar ese temor con tu alegría, que es la nuestra.
    En fin. Confiemos que los mandamases de allí sea más sensatos que los de aquí.
    Un besote

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