Desde ayer estoy en Gaoua, a casi 500 kilómetros de Ouaga,
la capital, apenas a 40 km. de la frontera con Costa de Marfil. Mi amigo Bouba,
mi buen y grandísimo amigo Bouba, vino a buscarme a Ouaga. A las 07:00 AM cogíamos
camino para llegar a las 14:00 h. a Gaoua. La carretera está en obras.
Normalmente no se tarda tanto, pero… También tuvimos una pequeña avería en
route, nada ajeno a lo cotidiano por estos lares (CCA: c’est ça l’Afrique!).
Podría repetirme hasta el infinito: la acogida fue, como
siempre, emocionante. Mi familia en Gaoua. Abrazos, risas, guiños, y las ganitas
de estar aquí. Gaoua nada tiene que ver con Ouaga. Ouaga es “un monstruo”, una
grandísima ciudad, ruidosa y bulliciosa (a la que adoro, por otra parte). Gaoua es una ciudad pequeña, o como un pueblo
grande, donde todos se conocen, y donde muchísima gente me conoce. La gente me
saluda: “Lianos!!! (aquí soy Lianos, no Llanos), bonne arrivée!!!”. Luego, el
comentario más odiado desde que pisé le Faso: “tu as beaucoup grossi!!!” (has
engordado mucho). Arghhhhh. Sí!!!!. Todo el mundo TODOS me lo dicen encantados.
Aquí, engordar es símbolo de salud, por tanto, todos me felicitan. C’est comme ça!
En fin, de nuevo muchas emociones de todo tipo, muchos reecuentros entrañables…
Por la tarde ya voy a la APFG, donde trabajo. De camino miro
y observo (y voy saludando, me encanta). Es como si nunca me hubiera ido. No
veo cambios significativos a pesar de dos años de ausencia. Ya lo dije una vez,
es como si el tiempo se hubiera detenido en esta sabana infame. El calor indolente,
el polvo omnipresente… y la hospitalidad infinita. Siempre lo he dicho. La
verdadera solidaridad la ejercen quienes, no teniendo nada, lo comparten todo.
Llego a la APFG, y una vez más, es la locura. Las mujeres
que aún recuerdan los saludos en castellano, las risas otra vez… y la
complicidad.
Todo ello no impide que comience el trabajo. A saco. Mil
cosas que hacer en poco tiempo. Planificación, reuniones y cae la noche, a
plomo, como ayer, como siempre en este lugar olvidado del planeta. Vuelvo a
casa rendida por el viaje, por el trabajo y por las emociones, a flor de piel
una vez más.
Quedo con algunos amigos, y la lluvia, que llega sin avisar….
Pero ¿cómo? Si la temporada de lluvias ya pasó!! Ay, amig@s, el cambio
climático no perdona a nadie, y esto no es una excepción. Cae el diluvio universal
mientras arreglamos el mundo entre Brakina y Brakina (“pequeña” cerveza local).
Esto no es Ouaga, ya lo he dicho, pero no por ello el tema
de conversación estrella deja de ser la situación política del país. Ayer, el
nuevo Primer Ministro, el coronel Zida, (jefe del Estado hasta antes de ayer
tras la marcha de Compaoré), decretó el cierre de todos los ayuntamientos del
país y de los Consejos municipales. Con un par. Éste es el que ha estado
diciendo hasta la saciedad que no quieren el poder. Pues nada, Primer Ministro,
que no manda casi nada. Ja!! La sociedad civil reste à l’écoute. Yo la verdad
es que no tengo mucha fe en que esto no salte por el aire en breve. Los jóvenes
burkinabés están dispuestos a todo. No se han tirado a la calle para echar al
Presidente y luego dejar que un militar tome las riendas. No. No ha habido 30
muertos para nada. Están dispuestos a todo. Lo más que pueden perder es la
vida, y aquí, dada la miseria y el hambre, tampoco la valoran demasiado. Su
lema es “la patrie ou la mort”. Y os aseguro que la inmensa mayoría están dispuestos
a ello en el momento que haga falta.
A la gente de a pie le
preocupa el día a día: gagner à manger. El saqueo en Ouaga fue de tal magnitud
que las reservas de arroz desaparecieron, desabasteciendo a todo el país con
ello. No sabemos qué comerán los críos este curso. El poco arroz que donaba el
estado a las escuelas ya no existe. Decenas de toneladas de arroz se han
desvanecido fruto del pillaje, por otra parte comprensible si el hambre es tu
eterna compañera.
Complicado. Muy complicado todo.
En lo tocante a los proyectos de CIM, estoy contenta, las
cosas progresan adecuadamente, aunque las demandas crecen. Es normal.
Hoy he hecho varias visitas y “ça marche”. No he dicho que
desde esta mañana tempranito tengo mi burra de nuevo. La moto que me prestan en
la APFG y que me da autonomía. Me mola 100. En Ouaga jamás me atrevería a
circular en moto. En Gaoua me encanta, aunque se come polvo por castigo, polvo
rojo que se cuela hasta las entrañas. Sólo la calle principal está asfaltada. C’es
comme ça!
Esta tarde tenia concertada cita con el alcalde, pero como
ya os he dicho, ya no hay alcaldes en Burkina. El ayuntamiento permanece cerrado
desde ayer. Sí que he tenido una breve cita con el Delegado Provincial de
educación para un pequeño intercambio de ideas y opiniones
Sigo teniendo mucho trabajo y renovadas ilusiones. Me siento
MUY bien. Cada día más comprometida y cada día más feliz de haber venido. Sigo
pensando que es apasionante vivir estos momentos “in situ”, con mi gente aquí,
aunque la cosa “devient compliqué” para los burkinabés. Vienen tiempos
difíciles para una población muy baqueteada…
Os dejo por hoy. Una Brakina y un amigo me esperan…
Continuará…
No son noticias alentadoras, y es difícil compaginar ese temor con tu alegría, que es la nuestra.
ResponderEliminarEn fin. Confiemos que los mandamases de allí sea más sensatos que los de aquí.
Un besote